O somos del Señor, o somos del diablo, pero no tenemos la libertad de quedarnos al margen, y nuestra elección tomada ahora aquí en la tierra, será lo que determine dónde pasaremos la eternidad una vez muramos.
El cielo y el infierno existen. El cielo será un lugar de paz y felicidad junto a Dios, y el infierno un lugar de dolores, sufrimiento y soledad.
Hoy todavía tenemos la posibilidad de elegir. Y para ello es importante que por lo menos tengamos conocimiento de algunas cosas que nos revela la Biblia sobre nuestra existencia:
Fuimos creados por Dios:
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10
El Señor Jesús lavó nuestros pecados por su muerte en la cruz:
Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien. Tito 2:14
Dios tiene un propósito para nuestras vidas:
Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. 1 Pedro 1:22
Nuestro tiempo en la tierra es muy limitado, en comparación con la eternidad que nos espera:
Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. 1 Pedro 1:24-25
Puede acercarse a Dios en oración y hablar con Él libremente. Contarle sus inquietudes, sus problemas, incluso si hay algo que no le permite acercarse a Él. Cuente con Él porque Él tiene el poder de librarlo de cualquier atadura con el mal.